martes, 10 de febrero de 2015

MESES EN SILENCIO

Ha pasado mucho tiempo sin estar en mi blog, y en tanto tiempo muchos han sido los sucesos, el tiempo fue avanzando inexorablemente, y desde luego, llevándose a mis hijos que ya no me pertenecen, son solo un pasaje de mi historia de vida.

Cuando la vida pasa lo que nos van quedando son solo recuerdos, de los buenos y malos momentos que todos y cada uno de los mortales pasará inevitablemente, porque frente al paso del tiempo y a nuestro destino final todos somos iguales. Habrá algunas pequeñas o grandes diferencias al final del camino, de este camino terrenal, pero me inclino a pensar que al traspasar el umbral que nos separa de lo desconocido, todo estamos en una misma situación. Nuestra memoria desaparecerá, nuestro aliento ya no estará y todo se habrá transformado en nada, excepto para aquéllos que quedan con nuestros recuerdos.

Pero no es mi intención hablar del final, solo pensar en este trayecto del tramo restante de esta vida, y quizás lo que más me convoca a escribir, es precisamente mi hermana menor, aquélla mujercita casi niña, o niña, porque mentalmente no creció, y además su vida es la de una niña. Su alma es de una niña, que obviamente debe ser cuidada y protegida como tal.

Ella ha llegado a sus 66 años de edad, asombra por cierto, pero es una realidad. Nuestros padres hace una década que partieron, y finalmente solo me tiene a mi y a toda mi familia, ya no a sus sobrinos que jóvenes ya no están con nosotros.

Y es a esto a lo que me refería en aquella oportunidad en la que decía que era fundamental que los padres previeran esta situación. Cuando estos niños son pequeños y tienen otros hermanitos, la mayoría de los padres ponen toda su atención en su niño discapacitado, tratan de brindarle absolutamente todo lo que esté a su alcance. Pero no todas las veces es posible, la economía a veces se torna dificultosa y llega el momento en que se debe bajar la calidad de vida en el hogar. Estos niños requieren una permanente atención médica y de otras especialidades, inclusive los padres tratan de que tengan una educación superior a sus otros hijos. Pero es en esta circunstancia donde se cometen los más importantes errores, en este balance de oportunidades deben dárselas a los otros niños, pues sus hermanos son los que indudablemente deberán hacerse cargo de su hermano discapacitado. Ellos deberán tener siempre a su lado quien les enseñe permanentemente lo aprendido el día anterior, cuidar sus modales, enseñarles costumbres, hablar con ellos a la vez que tendrán que tratar, de desarrollar una vida propia sin descuidar a su hermano. Para ello deberán contar con herramientas que le permitan tener una vida sin problemas económicos, ser solventes para poder darle a su hermano una calidad de vida que cubra todas sus necesidades. Y a veces esto no es posible cuando los padres desestimaron la educación de sus hijos por darle todo al niño discapacitado, y estoy refiriéndome a los niños Down.

Mi hermana increíblemente ha superado el promedio de vida de estas personas, más aún ella que pertenece a la década de los 40, está muy bien, pero debo estar pendiente de ella las 24 horas porque cada día debo recordarle algunas cosas. Eso sí, tengo la suerte de contar con la ayuda de mi marido y de mi hija menor por ahora.



sábado, 22 de agosto de 2009




UN RECREO PARA EL ALMA...
Esta es una de las tantas fotos que trajimos con mi hija del crucero que realizamos a Italia.
Esta foto nos muestra una de las playas de Cabo Verde, uno de los tantos destinos visitados en esta oportunidad.
Fue algo maravilloso, y creo jamás se borrarán estas imágenes de nuestra mente, porque considero, estas son las cosas que nos permiten seguir soñando.

jueves, 20 de agosto de 2009

Tener un ser querido "Down"



A mi "hermanita"

Eternamente será "mi hermanita", sin importar las décadas ya vividas, su mente y alma son de niña, y la vida parece concederle la anestesia que a veces nos falta a nosotros, los que decimos ser normales, esa anestesia que la hace vivir con calma y sin enojos, sin preocupaciones, aprendiendo cada día lo aprendido.



No es fácil transitar la vida con ella, no lo ha sido nunca... Nuestra madre vivió pendiente de todas sus necesidades, e hizo todo lo que pudo, y tal vez de haber tenido recursos hasta hubiera viajado al extranjero en busca de mejorar su condición de vida. Y como toda madre, solo la movía una suprema obsesión, la de ver que su hija aprendía y adelantaba en su intelecto. Fue educada en colegios estatales y privados, y hasta estudió piano. Pero todo cuanto aprendía, al siguiente día estaba olvidado.



Veía a mi madre transformarse poco a poco en su sombra, vivía para ella y respiraba por ella. Frente al abandono de mi padre, batallaba sola en la vida, con el único apoyo que significaban sus otras dos hijas, en realidad solo una, porque siempre en estos casos, de varios hermanos solo uno tomará conciencia de lo que significa en la familia una hermana Down.



A través del tiempo visualizo lo pasado y lo comparo con el tiempo actual, y veo aquéllos niños de los '50 respecto a los niños de hoy, y admiro la constancia y perseverancia de las madres de antaño que enfrentaban las burlas y los desprecios que les hacían a sus hijos con este síndrome, y la lucha para colocarlos en algún establecimiento educativo donde no permanecían mucho tiempo, porque su aprendizaje era demasiado lento respecto al resto de los niños.



Hoy nuestra madre no está, pertenece al campo de los recuerdos, y solo me tiene a mí, en tanto su otra hermana, que es la mayor, simplemente ni siquiera la visita o le habla por teléfono.



Felizmente hace dos años concurre a un hogar de día, donde pasa diariamente muchas horas en compañía de sus pares, es una personita feliz, además es maravillosa, en ella la maldad no existe, y dócilmente sigue las indicaciones que se le da. Pero sucede que ahora comienza a entrar en la tercera edad, y me pregunto ¿qué me depara la vida respecto a ella a esta altura?, si ya le han diagnosticado artritis y cataratas... ¿estaré preparada para lo que sé algún día no muy lejano llegará?, y me estoy refiriendo a cuando la vejez comience a atacar su físico y su mente...



Me duele pensar en ello, pero debo cumplir con lo que le prometiera a mi madre, que no delegaré su cuidado a otras personas cuando ella no esté más a su lado, y debo cumplir con ello, pase lo que le pase a mi "hermanita", la he de seguir cuidando hasta el final de su tiempo o el mío. Y a aquéllas madres de niños Down les diría, que hagan todo lo posible por sus hijos, pero nunca, jamás, dejen de preparar en todos los aspectos a los otros niños si los tienen, porque de ellos dependerá la existencia del hermano incapaz, mientras más preparados estén, sin lugar a dudas podrán brindarle a su hermano o hermana down mejor calidad de vida cuando sus progenitores ya no estén, porque además tendrán que fortalecerse y aprender a darle mucho amor, todo el amor de la madre que ya no está, porque esta carencia es la que más sienten estas criaturas y aunque no lo digan, sufren mucho esa ausencia.